Las envolturas consisten en recubrir bien total o parcialmente el cuerpo con uno o varios tejidos de tipo poroso, como la lana o el lino. Nunca debe ser impermeable, ya que no tiene que aparecer el efecto de maceración. Si la envoltura es húmeda se cubrirá la zona con otro tejido seco, procurando que se ajuste bien a la parte del cuerpo.
Este tratamiento se suele efectuar por la mañana, ya que una vez efectuado se deja al paciente arropado en la cama una hora para mantener el calor. Existen diferentes tipos de envolturas: secas o húmedas, frías o calientes. A continuación se explican sus características más generales.
Envolturas húmedas frías:
- Absorbentes de calor: provocan un descenso de la temperatura corporal en casos de fiebre, esguinces, hematomas… Cuando la envoltura se haya calentado, se tiene que retirar o cambiar.
- Productora de calor: producen sudoración. Son utilizadas para dolores de cabeza o padecimiento de insomnio. Se retiran cuando se comienza a sudar.
- Sudorífica: al revés que la anterior no se debe retirar al comenzar a sudar, sino que se mantiene, abrigándose más al paciente para aumentar el nivel de sudoración. Su principal aplicación son las enfermedades infecciosas. No se deben aplicar si el paciente necesita hidratación o si posee una temperatura corporal baja.
Envolturas húmedas calientes: deben estar 30 minutos en la zona indicada para que produzca la dilatación, que alivie los problemas de reuma, rigidez articular… Si se añaden sustancias químicas se amplian sus efectos terapéuticos.
Emplastos: envolturas a las que se les añade barro, resina, fangos…etc, aumentando sus efectos terapéuticos.
Compresas: similar a una envoltura pero sin cubrir totalmente la zona a tratar.